El aceite de rosa mosqueta se extrae de las semillas de esta especie de rosa realizando una presión en frío. Tiene un ligero color rojizo y un olor acre característicos de los aceites no refinados. Su contenido en ácidos grasos esenciales (AGE) poliinsaturados es muy elevado, con un 80%, de los cuales: 41% ácido linoleico, 39% ácido linolénico, y 16% ácido oleico. Los AGE son nutrientes muy importantes en muchos procesos fisiológicos y bioquímicos del cuerpo humano, relacionados con la regeneración de los tejidos y el crecimiento celular. Tienen además una función estructural, formando parte de los fosfolípidos de las membranas celulares de los tejidos del organismo, y son los precursores de las prostaglandinas y leucotrienos, a partir de la síntesis del ácido araquidónico.
Numerosos estudios científicos, el más reciente realizado en la Facultad y Farmacología de la Universidad de Concepción en Chile, han demostrado la poderosa capacidad cicatrizante del aceite puro de rosa mosqueta, especialmente en los campos de suturas, post-operatorios y quemaduras. Esto se debe no sólo a su capacidad regenerante, activando los fibroblastos que darán lugar a la síntesis del colágeno y la elastina dérmica, sino a su potentísimo carácter astringente, uniendo los bordes rotos de la epidermis para facilitar la cicatrización natural.